lunes, 14 de abril de 2014

UN PARÉNTESIS EN LA ETERNIDAD


UN PARÉNTESIS EN LA ETERNIDAD

Hemos vistos  los ojos de los fantasmas
 que nos llaman cada noche.
Hemos dado vueltas y vuelta en las cama, 
tratando de robar un gesto a las cosas.
Hemos excomulgado el insecto del silencio 
de manicomios y paredones 
donde se fusila el pensamiento,
aún que no todos tratamos de matar 
a la propia madre.
No todos nos queremos desprender 
de ese cordón umbilical,
 el de la cédula de identidad, 
el de la buena conducta.
Estamos sujetos a la ley de la gravedad  
para que cada quien  haga su propias alas 
o de salto mortal.
Si no somos los redimidos de un dios, 
ni los condenados a la hoguera, entonces 
¿Quiénes somos ? ¿Acaso los señores hamburguesas 
o los jueces de una ley física y moral?
¿Donde se extiende la cuerda? 
La cuerda que salvara a los culpables, 
a los inocentes, a los psicópatas, a los alpinistas.
Al final la cuerda se revienta y todos van aparar al hueco.
Los señores no puedes con todo un universo, 
prefieren señalarnos el ojo del fantasma 
o esa estrella que alumbra el calabozo. 
¡Ojalá pudiera algún día vomitar 
toda esa creencia del bien y el mal!
la moral del político, la del religioso, 
la de todo pensamiento común.
No hemos agotado nada para conocer 
el mundo desconocido,
vivimos aquí para ser masticados 
por las mandíbulas de un ser invisible,
ese que desgarra frases,sonidos, cuerpos. 
SÍ, el reloj es la pequeña jaula de una fiera,
donde el abandono de las cosas se convierte 
en alimento de una espera,
de una vigilia infinitamente insoportable,
la de los péndulos que te llaman,
 robándote el latido del corazón, 
cada mañana,
la del espejo que copia y devuelve innumerablemente  
el gesto del gestor , cielo donde se duplica 
el hombre anónimamente.
Vivo en el presente
 unido a ese cordón y a ese monologo,
escribiendo al dictado el lenguaje del la espera,
el lenguaje que las paredes petrifican 
en el dolor, 
en la almohada,
en el trabajo, 
en el corazón.

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